La oleada de migrantes Michoacanos en retorno cimbra inseguridad sanitaria del estado. Más de 20 mil migrantes habrían regresado para pasar las fiestas de Semana Santa con sus familias en el estado.
A pesar de los llamados del gobierno local, las autoridades sanitarias federales y hasta la Casa Blanca ante la pandemia y el gran riesgo que esto significaba, miles de paisanos no hicieron caso y llegaron a partir de esta semana, bajo el temor de que pudiera haber entre ellos varios contagios debido a la cantidad de casos en Estados Unidos.
Ante esta problemática y la “pasividad” de las acciones estatales y federales para evitar este tipo de tránsito que califican de irresponsable, diversas comunidades originarias y municipios decidieron tomar las medidas por sus manos y han bloqueado los accesos a sus poblaciones, ya sea con retenes o con sendos bloqueados con vehículos.
El principal punto a donde arribaron fue a la Meseta Purépecha, en donde desde el día de miércoles, comenzó el temor de la población ante el retorno sin filtros de control ni protocolos reales de miles de paisanos; al menos seis comunidades han tomado la seguridad en sus propias manos e instalado auténticas barricadas en sus accesos.
Principalmente en Cherán, Pichátaro, Chilchota, Nahuatzen, y Zirahuén, así como algunas comunidades en Uruapan, son algunas comunidades que han decidido cerrar los accesos como medida de protección ante el coronavirus.
Desde hace al menos dos semanas, el gobierno de Michoacán llamó a los migrantes a que no regresarán al estado durante esta temporada vacacional por el brote de COVID-19 que se registra tanto en México como en todo el mundo.
El llamado se reiteró prácticamente de forma diaria desde el domingo y hasta el pasado miércoles ya que el riesgo de importación de casos es bastante elevado ante el panorama sanitario que reina en el vecino país del norte, con más de 460 mil contagios y 16 mil personas muertas víctimas de la enfermedad.
Estados Unidos se convirtió desde hace ya más de 10 días en el epicentro de la enfermedad y con miles de contagios entre los hispanos. Muchas de las regiones más afectadas son donde viven migrantes mexicanos y específicamente michoacanos, como Nueva York y Chicago.