La Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México advirtió a la ciudadanía que los grupos dedicados a la extorsión obtienen información de sus víctimas en redes sociales y utilizan la aplicación de Whatsapp de los afectados como vía de engaño.
Los trabajos de las autoridades permiten establecer dos tipos de extorsión: la aleatoria y la dirigida.
En la extorsión aleatoria, la de mayor incidencia, cualquier persona puede recibir una llamada en la que se le exige dinero mediante amenazas.
En la extorsión aleatoria el método más frecuente es el llamado «chillón», en el que una persona simula la voz, haciéndose pasar por el hijo o hija de la víctima, para decir que está secuestrada y que necesita ayuda. En otra variante, el agresor se ostenta como integrante de la delincuencia organizada y pide dinero a cambio de no hacer daño.
Por otra parte, la extorsión dirigida es hacia una persona en específico, en la que el probable participante tiene detalles del ciudadano al que contacta, la cual obtiene a través de la información que ésta sube a sus redes sociales.
Una nueva prácticas es el «secuestro virtual», que jurídicamente es una extorsión, en la que «el contacto con la víctima inicia con una llamada telefónica».
La víctima de secuestro virtual es obligada a comprar un celular barato, apagar el que regularmente utiliza y permanecer en un lugar apartado.
A través del teléfono barato, la víctima recibe indicaciones; durante su ausencia, los delincuentes obtienen información de familiares.
Los delincuentes aseguran que la ausencia de los afectados se deben a que «están secuestrados». Cuando el familiar de la víctima intenta contactarla, no puede hacerlo porque el medio de comunicación está inhabilitado.
Recientemente, el caso de una víctima de «secuestro virtual» llamó la atención de la ciudadanía:
En un principio, se informó que Karla había desaparecido en el Metro de la Ciudad de México; pronto, las autoridades revelaron la verdadera situación.